Otra cosa es la autoridad moral: la persona merece el cargo.
La fuerza de la autoridad se halla en la autoridad moral, conquistada no por decretos o investiduras externas, ni mucho menos por imposiciones o castigos, sino por la coherencia entre el decir y el hacer, entre el hacer y ser. La autoridad moral no puede ser fabricada ni exigida.
Es el resultado de un proceso interior en quien detenta la autoridad, por el cual él mismo lucha por los valores que desea transmitir. Y un proceso interior en quien es conducido, por el cual experimenta la irradiación de esa encarnación y se despierta en él mismo la voluntad de plegarse a tales valores.
La autoridad no esta en primer lugar para mandar, organizar, coordinar, sancionar o controlar. Su primer papel es el de encarnar un ideal y conducir hacia él. La fuerza motriz para el cumplimiento de tal papel es la actitud de servicio, la actitud paternal.
La autoridad interior se basa en el servicio desinteresado a la vida ajena. La autoridad exterior sin la correspondiente autoridad interior jamás educará ni podrá formar verdaderas comunidades.
El Papa Juan XXIII señalaba la importancia de la autoridad moral como energía que despierta la participación de todos en la gestión del bien común:
"La autoridad que se funda tan sólo o principalmente el la amenaza o en el temor de las penas o en la promesa de premios, no mueve eficazmente al hombre en la prosecución del bien común; y aún cuando lo hiciere, no sería ello conforme a la dignidad de la persona humana, es decir de seres libres y racionales. La autoridad es sobre todo una fuerza moral; por eso los gobernantes deben de apelar, en primer lugar, a la conciencia, o sea, al deber que cada cual tiene de aportar voluntariamente su contribución al bien común de todos."
Cuando la autoridad sólo interviene para ordenar, mandar exigir, es una autoridad interesada en afirmar sus propios derechos, y crea rechazo.
De parte de la autoridad, desde que recibe el cargo, es su deber tratar de conquistarse la autoridad moral. Una autoridad que solo se ejerce como autoridad formal , merece ser obedecida porque es autoridad, pero nunca podrá cumplir su meta, nunca será fecunda. Será una autoridad que será obedecida a desgana, por obligación, nunca voluntariamente.
Solo la autoridad moral puede ganarse por el servicio desinteresado a los demás, el derecho a ser obedecida con buena voluntad y a recibir la cooperación y la adhesión de sus subordinados.
SOCIEDAD AUTORIDAD Y PODER
La sociedad es la unión moral y estable de varios individuos que persiguen un fin común y que obran dirigidos por una autoridad.
1. Es una unión moral por cuanto constituye una verdadera unificación establecida por vínculos intencionales; es una unión de inteligencias y de voluntades. Por tanto, los seres irracionales propiamente dichos son incapaces de constituirse en sociedad.
2. Es una unión estable porque se considera que una unión meramente pasajera u ocasionada por míticos meramente externos, no es una sociedad.
3. De individuos que se proponen un fin común, es decir, de quienes se proponen una coordinación de esfuerzos con objeto de lograr un bien que beneficie a todos.
4. Bajo la dirección de una autoridad, es decir, el mando de alguien que se encargue de buscar los medios más adecuados y de coordinar los esfuerzos de todos para el logro de propósito común.
Una sociedad constituye una persona con todos sus derechos y con todas sus obligaciones correspondientes.
Los elementos de la sociedad
De lo anterior se desprende que la sociedad consta de los elementos siguientes:
1. Elemento material, que es el número de individuos que la integran.
2. Elemento formal, o sea el vínculo moral que se alcanza en virtud de la “armonía de pensamiento, la coordinación de voluntades, la combinación de acción y la coordinación de medios”.
3. A estos elementos esenciales hay que añadir uno o más, que es propio e indispensable en toda sociedad, a saber: la autoridad o potestad para coordinar la actividad de los socios y para obligar a éstos a cooperar con sus actos para a consecución del bien común.
La autoridad como principio ejecutivo del bien común, no debe ser más que una, y el sujeto con ella investido se llama superior.
Principales divisiones de la sociedad.
1. Por razón de sus elementos, las sociedades se dividen en simples y compuestas.
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a. Sociedades simples es aquella que está formada directa o indirectamente por cierto número de individuos. Por ejemplo el matrimonio.
b. Sociedad compuesta es la que está formada por otras sociedades subordinadas. Por ejemplo; la sociedad civil, integrada por matrimonio, familia, municipios, etc.
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2. Por la exigencia del fin que pretenden, se distinguen la sociedad natural y la sociedad libre.
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a. Sociedad natural es la que busca un fin exigido por la naturaleza misma. Por ejemplo: la sociedad civil o el matrimonio.
b. La sociedad libre es aquella que persigue un fin libremente escogido por la persona humana. Por ejemplo; una sociedad literaria o una asociación profesional.
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3. Por la naturaleza del fin, la sociedad se divide en civil y religiosa.
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a. La sociedad civil es la que se encamina hacia el logro de la prosperidad o felicidad temporal de los asociados.
b. La sociedad religiosa en cambio, está encaminada al logro de la felicidad espiritual y eterna de los socios. Por ejemplo: la iglesia católica.
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4. Por la amplitud del fin, la sociedad se clasifica en sociedad completa y sociedad incompleta.
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a. Sociedad completa es aquella que abarca todas las actividades de la persona humana, por lo menos en un aspecto. Por ejemplo: el matrimonio.
b. Sociedad incompleta es aquella que sólo se orienta “a un género particular de bienes”. Por ejemplo: una sociedad literaria.
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5. Por su eficacia, la sociedad se divide en perfecta e imperfecta.
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a. Es perfecta toda sociedad completa que dispone de todos los medios para realizar su fin.
b. Imperfecta es aquella sociedad qué, aún cuando siendo completa, no dispone de todos los medios necesarios para el logro de su fin. Ejemplo: el matrimonio.
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Ahora bien, toda sociedad organizada necesita de una voluntad que la dirija. Esta voluntad constituye el poder del grupo.
Tal poder es unas veces de tipo coactivo; otras, carece de este carácter. El poder simple, o nocoactivo, tiene capacidad para dictar determinadas prescripciones a los miembros del grupo, pero no está en condiciones de asegurar el cumplimiento de aquellas por sí mismo, es decir, con medios propios. Cuando una organización carece de poder coactivo, los individuos que la forman tienen libertad para abandonarla en cualquier momento.
Si una organización ejerce un poder simple, los medios e que dispone para sancionar sus mandatos no son de tipo coactivo, sino meramente disciplinarios. El poder de dominación, es, en cambio irresistible. Los mandatos que expide tienen una pretensión de validez absoluta, y pueden ser impuestos en forma violenta, contra la voluntad del obligado.